domingo, 16 de noviembre de 2014

FRAGMENTO

La dolorosa verdad le asaltó mientras la seccionaba quirúrgicamente. Residía en los fragmentos que lívidos e inestables reposaban sobre el granito. Entre aquellos desordenados pedazos que hasta hacía escasos minutos formaban una amable superficie, latía una amenaza: un identificable trozo de hueso. ¡Ya no podía confiar ni siquiera en las aceitunas rellenas! Aquel minúsculo pedazo de hueso era la prueba irrefutable de la existencia de fisuras incluso en las certezas más absolutas. ¡Podría provocar fácilmente la rotura de un diente en un momento de despiste! No volvería a confiar en nada. Aquella aceituna contenía, en lo poco que quedaba de su corazón, la respuesta a demasiadas preguntas.

2 comentarios:

  1. Un hueso muy indiscreto Sara.
    Geial !!
    Queca

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  2. ¡Gracias Queca!¡Hay días en los que hasta las blandas de las aceitunas rellenas se revelan!

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